Cada vez la psicología está avanzando más y, con ella, nuestro conocimiento popular sobre las diferentes enfermedades mentales, como son la ansiedad y la depresión.
Pero aún y así hay personas que aún no conocen bien cómo son los síntomas de estas dos enfermedades y se confunden a la hora de pensar que tienen una afección u otra. Esto empeora cuando tiene otros problemas que lo acompañan, como el Síndrome de Diógenes.
Cuando no sabes qué te ocurre sufres mucho. Es importante tener buena información a mano para poder saber de primeras qué significan esos sentimientos y sensaciones que afloran ahora ¿te sientes angustiado? tal vez tengas ansiedad o depresión. Déjanos explicarte un poco más.
¿Tienes ansiedad o depresión?
Ambos problemas mentales son formas que tiene nuestro cuerpo de adaptarse a un problema que nosotros hayamos tenido y nos haya condicionado durante mucho tiempo.
Sin embargo, la diferencia entre ansiedad y depresión está muy clara.
Aunque el término “ansiedad” puede referirse a un abanico mucho más amplio de problemas, generalmente está vinculado a una activación exagerada de la persona delante de una amenaza.
Por lo contrario tenemos la depresión, una enfermedad muy concreta que está vinculada a una desactivación exagerada del cuerpo enfrente de un problema, permitiéndole al enfermo reservar energías.
Ambas son estrategias de supervivencia extremadamente desagradables para la persona y contrarias entre sí. Aunque, como veremos, a veces pueden estar muy relacionadas.
Ansiedad
La ansiedad probablemente sea una de las peores condiciones que podríamos sufrir, más que nada porque el peor daño nos lo hacemos nosotros mismos. Te hablaremos de los síntomas más importantes.
La ansiedad está muy clara para el que la vive. Realmente es un infierno y es algo fácil de detectar, aunque no es un estado casual, sino algo constante que va desgastando a la persona.
Uno de los síntomas más definitivos es que suele ser una persona muy preocupada por todo y le cuesta calmarse delante de un problema. Todo esto le hace evitar las situaciones que le provocan ansiedad.
Cuando una persona sufre esta enfermedad, tiene un constante miedo que se manifiesta en cuanto percibe un peligro y todo queda exagerando, llegando a provocar auténticos ataques de pánico.
Es entonces cuando surgen problemas como la agorafobia, que no es otra cosa que el miedo a los espacios abiertos. Condicionado por la incapacidad subjetiva de la persona para “escapar” o recibir ayuda en caso de que sufra un ataque de pánico.
Sin embargo, la ansiedad puede venir de muchas otras fuentes, como un problema físico o alguna fobia.
Cuando tienes ansiedad, los peligros se perciben como exageradamente amenazantes e inmediatos. Todo esto provoca en la persona una activación de todo su sistema simpático, llevándole a sentirse muy nervioso y agitado.
La persona empieza a respirar rápidamente, siempre el corazón en la cabeza, tiembla y suda. Además, puede costarle mucho dormir por las noches, o directamente no dormir.
Depresión
Hay personas que usan erróneamente el término “estar deprimido” como un estado casual de tristeza. La realidad es que la depresión no dura solo un día, sino muchos.
Es un estado de tristeza crónico que afecta a la persona en todas las cosas que hace, interfiriendo en sus actividades diarias.
Los síntomas de una depresión que más llaman la atención es la incapacidad o la desgana de la persona para hacer cosas que antes consideraba divertidas o interesantes. Así como el desequilibrio, aumentando o disminuyendo exageradamente la cantidad de tiempo que duerme y cuánto come.
Una persona con depresión puede dejar de comer, dormir mucho más de lo normal o a la inversa. La cuestión es que está desequilibrada en ambas áreas.
Además, alguien con depresión también puede sufrir problemas físicos ante los que no encuentra cura, como un dolor estomacal o de cabeza.
Por si esto fuera poco, a una persona con depresión le cuesta mucho concentrarse y tomar decisiones. Lo que influye en su percepción de las cosas, llegando a sentirse que no vale nada y plantearse el suicidio.
Una persona se diagnostica con depresión cuando el malestar que lo provoca ya interfiere en sus actividades diarias y le permite continuar con normalidad su vida.
La realidad es que la depresión puede darse incluso hasta después de dar a luz a un hijo, que es una de las experiencias más enriquecedoras para cualquiera. Esta se conoce como depresión postparto.
Cuando ansiedad y depresión se juntan
La ansiedad y depresión pueden darse a la vez. La depresión se considera de hecho una complicación dentro del diagnóstico de los trastornos de ansiedad.
Una persona que ha sufrido ansiedad durante mucho tiempo puede seguir constantemente preocupada pero no tener fuerzas para moverse de la cama.
Su cabeza puede estar a mil por hora, pero no tener las fuerzas suficientes para reaccionar y mostrar ese estado interno. Es como tener un picor muy fuerte pero no poder rascarse.
De hecho se sabe que muchas veces ambas enfermedades mentales van de la mano, aunque al paciente solo se lo diagnostica de una dado que los síntomas de la otra no son suficiente elevados.
Así es como preocupación y desánimo pueden ir de la mano. Y tiene lógica en cierta forma, después de muchas preocupaciones la gente puede sentirse frustrada y desamparada. Esto, tampoco los deja dormir.
En resumen: tener ansiedad, depresión o las dos cosas a la vez es un sin vivir, y no se lo deseamos a nadie. Así que, ¿ahora qué? ¿qué podemos hacer para ayudar a alguien con ansiedad o depresión
Cómo tratar estos problemas
Ante problemas de este tipo, el mejor tratamiento puede ser consultar a un especialista, sobretodo a un psicólogo. Realmente son los que están mejor preparados para solventar los problemas mentales, sin necesidad de medicamentos.
Aunque, si la situación es muy negativa para la persona y le urge acabar con los síntomas, otra opción muy válida es el psiquiatra, que además de hacer terapia medicará a la persona.
Eso sí, debes tener ojo con esto. Las medicaciones para enfermedades mentales como los antidepresivos o los ansiolíticos aún pueden tener efectos secundarios bastante problemáticos, como irritabilidad, alucinaciones o paranoia.
Siempre podrás realizar otros tratamientos complementarios, como leer un buen libro, aprender técnicas de relajación o realizar experiencias terapéuticas. Todo sea por el bienestar del enfermo.
Con amor y paciencia, la ansiedad y la depresión se curarán poco a poco, ¡ya lo verás!