¿Quieres saber cómo ser más constante? ¡Y quién no! Hemos sobrevolado este concepto miles de veces en nuestra sección de desarrollo personal, pero nunca lo había tratado tan directamente. Hablando el otro día con una amiga me di cuenta de que hay muy poca gente que realmente sea constante.
Yo mismo, que me encanta decir lo estoico y constante que soy, a menudo tengo días e incluso meses flojos, sobre todo en lo que respecta a mis proyectos personales, (en parte porque me hace falta reajustar mis prioridades e invertir un poco más en mí mismo) ¡así que escribir este artículo me va de lujo a mí también, todos salimos ganando hoy!
Temario
Supera la resistencia inicial
Una de las cosas que hace más difícil establecer rutinas o hábitos que sean constantes está en la pereza que nos da empezarlos. Pero, ¿sabes qué pasa?
Que no necesitas fuerza de voluntad ni movitación para tomar una acción
La procrastinación es una excusa para evitar el miedo que nos da empezar una tarea, a menudo este es el miedo al fracaso, por el que nos dejamos paralizar.
Pero, ¿sabes cómo se vence el miedo? ¡ACTUANDO!
Si ante el miedo al fracaso te pones en acción, serás imparable. Cuando tengas que empezar, HAZLO SIN PENSAR.

Metas y expectativas realistas
Cuando soñamos con nuestros posibles futuros, pensamos a lo grande. A mí también me ha pasado, créeme. En caliente es muy fácil decir “a partir de ahora voy a leer al menos 2 libros a la semana” o “cada día, sin excepción, voy a hacer 30 abdominales”.
Cuando todo ese trabajo lo va a hacer otro (en este caso tu yo futuro) parece muy fácil hacer ese tipo de afirmaciones, pero lo malo es que se establecen una serie de expectativas alrededor de todo esto… provocando una seria decepción cada vez que no llegas al objetivo.
Es pensar en mis libros y ver mis ideas, creyéndome que voy a escribir un bestseller en divulgación, pero obviamente puede no ser así. También está la expectativa de que cada día voy a escribir 1000 palabras, cuando he llegado a estar una semana entera sin tocar el libro.
La clave aquí está en rebajar el listón, darte cuenta de que un edificio no se puede construir bien en un solo día, sino poco a poco… ladrillo a ladrillo. Hay un vídeo de Will Smith (algo antiguo) ideal para explicarte esto.
Como ves, es bastante el principio del Kaizen (un concepto japonés muy interesante del que ya hablaremos algún día). Simplemente, asegúrate de hacer algo pequeño cada día, muy bien.
Por ejemplo, si querías leerte dos libros a la semana, la manera de conseguirlo sería establecer un hábito a una hora determinada. Solo por leerte 1 página ya estarás ganando, porque lo que más cuesta es conseguir que tu cerebro sea constante y quiera ponerse a leer. Poco a poco, esta actividad cada vez te costará menos y podrás alargarla un montón. Pero, sobre todo, recuerda empezar con las expectativas muy bajas.
Este es uno de los errores más comunes que llevan al fracaso a muchas personas en sus nuevos hábitos, y en parte estas expectativas también se deben a nuestra comparación con los demás.

Compárate solo contigo mismo
Cuando se trata de reflexionar sobre la magnitud de tus avances o de tus metas, es normal preguntarse qué hacen las grandes figuras de la historia y compararse con ellas.
Si seguimos con el ejemplo de la lectura, según algunas fuentes Warren Buffet lee unas 500 páginas diarias (lo que le ocupa más de 5 horas diarias, cosa de la que nadie habla). Cuando ves que tú llevas unos meses y has conseguido establecer el hábito de leer 50 páginas diarias (que ya es mucho), puedes fijarte en Buffet y suspirar, pensando que tus logros no valen nada en comparación con él.
En primer lugar, cuando se trata de hábitos y constancia no deberías pararte mucho a mirar hacia atrás. Esa obsesión con evaluar nuestros cambios puede ser destructiva y desmotivadora (por supuesto, también lo contrario, pero yo prefiero quedarme igual hasta que tengo grandes logros). Sin embargo…
Cuando mires hacia atrás y te quieras comparar, hazlo solo contigo mismo.
Si te comparas contigo mismo te darás cuenta de que antes no leías nada, o como mucho 5-10 páginas al día. ¡Ya lees cinco veces más que antes, has quintuplicado tu progreso!

Divide tus metas
No estoy hablando del clásico dicho divide y vencerás, aunque podría ser aplicable a tus objetivos. Estoy hablando del hecho de que dividir tus metas en pequeños mini-objetivos o mini-metas te hará sentir una mejor gratificación frente a tu avance.
Si quiero escribir un libro y no desfallecer, no me pondré como único objetivo “publicar el libro”, sino que este objetivo lo dividiré en infinitos pasos, en los que podré hacer check enseguida. Cosas como el primer brainstorming, crear la primera estructura lógica, documentarme sobre X tema leyendo X capítulo y apuntarlo, escribirlo como una nota, etc.
Cuando vemos el futuro desde la comodidad de nuestra perspectiva me da la sensación que subestimamos la dificultad. Las mini-metas sirven para mantenerte motivado y combatir tu tolerancia a la frustración, úsalas.
Acepta que fallarás y adaptate
Vas a fallar, créeme, muchas más veces de las que te imaginas, ¡y no pasa nada!
La idea ante un reto no está en quedarte en el suelo o abandonar ante el primer fallo, sino en seguir adelante (siempre y cuando siga teniendo sentido). ESO ES SER CONSTANTE.
La vida te tiene preparadas miles de sorpresas y es imposible saber qué ocurrirá en un futuro cercano. Solo te queda aceptarlo y estar preparado para adaptarte ante cualquier desencuentro con el destino.
Por poner un ejemplo muy radical, imagínate que tuvieras un accidente y quedases ciego (Dios no lo quiera). ¿Quién te impediría seguir leyendo con audiolibros? Todo forma parte de con qué actitud enfrentas la vida.

Crea automatismos
Si quieres hacerte las cosas más fáciles, sigue el consejo que dan muchos grandes autores expertos en los hábitos y créate automatismos. Yo le llamo automatismos a la relación que se puede crear entre una actividad que ya haces cada día como algo rutinario y algo nuevo que quieres establecer. Te quedará muy claro de qué estoy hablando con un ejemplo.
Pongamos, por ejemplo, que quieres leer cada día (recuerda, sin importar el tiempo ni la cantidad). A partir de ahora, vas a leer justo después de lavarte los dientes por la mañana (imaginemos que tienes ese hábito ya automatizado en tu rutina), y eso será algo que harás sin pensar, sin necesidad de planteártelo. Incluso, si puedes, deja tu libro justo al lado de la pasta de dientes para hacer esa transición aún más natural y automática.
De pronto, verás cómo has establecido un circuito difícil de romper entre hábitos que ya tenías establecidos y nuevos hábitos, facilitando aún más esa constancia.
No te ha hecho falta fuerza de voluntad, ¿lo ves?

Ayúdate de herramientas
Algo que también está muy bien y te aconsejo es aprovecharte de la gran cantidad de aplicaciones que hay por internet, ya pensadas para establecer hábitos. Cuando he querido usarlas siempre me han ido muy bien, aquí te recomiendo una que he usado yo bastante (Loop) y otra más nueva que tiene buena pinta (Habit Forest)
¿Qué te parece, te sientes motivado para darle caña a tu próximo nuevo hábito? Yo creo que con todas estas claves para descubrir al fin
cómo ser más constante lo tienes más fácil que nunca, ¡se acabaron las excusas!