¿Te sientes estresado? Como sé que no te vale con el típico “tranquilo, no te estreses”, vamos a ver qué puedes hacer en los próximos minutos, horas y días para dejar de sentirte así e incluso prevenir que te vuelva a pasar, al menos con la misma magnitud.
Antes de nada, un matiz: estar estresado de vez en cuando no es algo malo de por sí. De hecho, a veces incluso necesitamos que nos metan un poco de caña. Lo malo es cuando no consigues salir de esa situación complicada durante demasiado tiempo.
Al fin y al cabo, se ha demostrado científicamente ya infinitas veces que el estrés desagradable o distrés (existe un estrés positivo, pero no entraremos en ello), especialmente cuando dura mucho tiempo, es un desencadenante de mecanismos que te llevan a desgastarte en todos los sentidos, incluso acelerando el envejecimiento.
Por eso no es raro ver cómo una persona que ha pasado por un fuerte trauma o por mucho tiempo de fuerte estrés laboral acaba envejeciendo prematuramente, y las personas que saben ver el lado positivo de las cosas o que no han sufrido tanto estrés están aún jóvenes.
Ese envejecimiento no solo es superficial, sino también interno. Estresarte puede hacer que tu cuerpo se debilite muy rápido y que cojas enfermedades con facilidad.
También es importante que sepas diferenciar entre estrés y ansiedad, ya que el estrés es el momento estresante en sí, mientras que la ansiedad es la preocupación, que es lo que suele alargar más los periodos de estrés. Hemos hablado ya sobre la ansiedad y de maneras de calmarla, así que esa parte la tenemos más o menos cubierta.
Si tu situación es de estrés crónico o no ves una salida, necesitas cambiar tu situación YA. Veamos qué puedes hacer, sea estrés laboral o en cualquier otro contexto.
Temario
Identifica la fuente del problema
Cuando sientes estrés, normalmente es por un problema que tienes que enfrentar o solucionar, así que se suele tener bastante claro cuál es el foco del problema. Sin embargo, veo importante partir de definir bien cuál es para que puedas centrar tus esfuerzos en trabajar cara a cara contra ese miedo que tienes ahora.
Lleva un diario
Aunque no es una solución para ahora mismo, sí que es cierto que llevar un diario te ayudará a comprenderte mejor y a hacer una introspección que precisamente te ayudará a explorar qué puede estarte pasando y cuál es el principal problema que te ronda por la cabeza.
Aprovecho este consejo para recomendarte, también, empezar un pequeño diario de gratitud, ya que puede ser terapéutico.
Practica ejercicio
Parece una tontería, pero puedes aprovechar las hormonas de tu propio cuerpo para relajarte y calmarte y así enfrentar mejor tus retos. Este es precisamente uno de los beneficios de hacer actividad física. Al acabar una sesión, te sentirás de mejor humor y pronto volverás a sentirte lleno de energía.

Deja ir el control
A menudo, el estrés suele tener relación con el caos, el descontrol de algo que no puedes ajustar a tu gusto. Por ejemplo, esto pasa cuando sufres estrés por problemas económicos, ya que sientes una gran impotencia.
Como te dije en el artículo donde tratamos justo ese problema, no intentes controlarlo todo, deja ir, acepta que no siempre puedes ajustar la realidad a tu voluntad, céntrate en lo que tú puedes hacer ahora mismo y ya volverán a calmarse las aguas.
Por ejemplo, imagínate que tienes que entregar un trabajo para mañana en la universidad y es por la tarde-noche y apenas tienes tiempo porque te acabas de enterar, y mañana tienes que madrugar. No empieces a pensar en las posibles consecuencias, ya que ahora no te servirán de nada y no puedes controlarlas.
Lo que sí puedes controlar es tu reacción, y puedes simplemente intentar hacer el mejor trabajo posible con las horas que te quedan, o puedes intentar explicarle la situación a tu profesor. Sea como sea, al reaccionar y centrarte solo en lo que puedes hacer (y no en lo que está fuera de tu control), te ahorrarás mucho sufrimiento.
Te lo digo desde la experiencia, porque eso me pasó a mí, y salió bien.
Medita
Hay a quien le viene superbién practicar meditación, ya que es muy buena para la salud mental y sobre todo para aprender a gestionar el estrés y la ansiedad, ya que te permite ganar más control sobre tus pensamientos negativos y mantenerte presente cuando tu mente empieza a divagar y a crear preocupaciones. Te lo expliqué con todo lujo de detalles en un artículo, pero aquí tienes un ejercicio para empezar cuanto antes:
Y otro más corto de 6 minutos:
Haz una lista
Siempre lo digo y no me cansaré de repetirlo: las listas ayudan a calmar tu mente. De hecho, este efecto tranquilizador se atribuye al conocido como Efecto Zeigarnik, ya que cada tarea sin completar ni apuntar genera una tensión para que no la olvides, y esto tiene un potencial estresante.
Además, como experto en ser despistado, certifico la validez de dicha estrategia para personas como yo, ya que ayuda muchísimo a gestionar mejor tu tiempo y saber priorizar tareas, con el fin de saber por dónde tirar para solucionar la situación de la mejor manera posible.
Imagínate poder establecer un plan de acción ante aquello que tanto te preocupa. Recuerda el caso del trabajo de universidad de urgencia que te comentaba antes. Podríamos crear una lista de tareas como la siguiente:
- Contactar al profesor para preguntarle si se puede atrasar la entrega.
- Mientras espero la respuesta, informarme bien sobre qué hay que hacer.
- Empezar con el trabajo (y aquí dentro podrías crear una lista de subtareas según lo que se requiera en el trabajo en sí, por ejemplo “investigación, redacción, revisión y maquetación”).

Habla con alguien
Las personas tienen un poder muy especial cuando se trata de la gestión del estrés. Al fin y al cabo, tanto tú como yo (a menos que no seas de este planeta) somos animales sociales que hemos evolucionado para convivir con otros. Nos necesitamos, y es en los momentos más vulnerables que esto se hace notar.
Te quedarás de piedra cuando te des cuenta de lo reparador que puede llegar a ser explicarle tus problemas a un amigo muy cercano o a un familiar con el que tengas confianza (y que no sea tóxico, por favor). Es increíble el poder curativo de alguien que practica escucha activa contigo y que te da palabras de tranquilidad, seca tus lágrimas y los abrazos que hagan falta.
Trabaja en tu actitud
A veces, el estrés puede ser una señal de falta de experiencia o madurez y es ese un posible foco de trabajo en el que te puedes centrar. De hecho, el autoconocimiento es muy importante para saber enfrentar el estrés.
El tema del autodesarrollo y de buscar mejorar tanto las propias habilidades en aquello que estés haciendo como en trabajar en tu actitud y mentalidad en general es algo positivo.
A mí me suele funcionar muy bien buscar vídeos explicativos sobre aquello que más me preocupa en ese momento. Te pongo algún ejemplo justo con el tema del estrés, aunque encontrarás información sobre cualquier otra cosa que se te ocurra, como “cómo ser más proactivo” y cosas así.
Plantéate cambiar de ambiente
A veces, el problema del estrés no está en ti, sino en tu entorno, y es ahí cuando hay que cambiar las cosas. Me gusta comentarte esto hacia el final del artículo, porque es importante que, antes de salir pitando de algún puesto de trabajo o algún ambiente social, hayas descartado por completo la posibilidad de que el problema lo puedas tener tú.
A mí me ha pasado estar en situaciones y trabajos tóxicos, y la mayoría he podido enfrentarlos sobradamente gracias a lo mucho que he trabajado en mí mismo. Sin embargo, hay veces donde pasan cosas que no se pueden tolerar, como un jefe que te grita y que te humilla o que exige cosas imposibles de lograr, o una situación de acoso escolar (o bullying), que nunca será culpa tuya.
Aléjate de las personas tóxicas y manipuladoras, cambia de ambiente. Nadie se merece que sufras tanto por ellos, ni por todo el oro del mundo.
Si tienes que cambiar de ambiente o de trabajo, te recomiendo que aproveches para trabajar en tu ikigai.
Recuerda trabajar constantemente en ti. Crecer y desarrollarte es lo que te ayudará a tener cada vez mejores armas con las que enfrentar la preocupación y el miedo, y poco a poco irá desapareciendo la parte que te resulta insoportable.
No te voy a engañar: es posible que te vuelvas a sentir estresado o estresada muchas más veces en tu vida, pero dudo que tras aplicar estas estrategias vuelvas al punto de partida en el que llegaste al empezar a leer este artículo.