Qué nos lleva a seguir vinculados con personas que nos hacen mal? Por qué nos empeñamos en alargar historias que no suman a nuestra vida? Por qué duele tanto el desamor? Cómo podemos sentirnos mejor y pensar en positivo cuando hasta los huesos duelen?

Hoy quiero charlar sobre el desamor y contarles una historia que sucedió a la mañana, en mi sesión de juegos con Indio – mi perro y Martín, quien me autorizó a compartir su historia.

La historia de Martín: sobre el desamor

Martín – como lo vamos a llamar – trabaja en un restaurante del barrio y siempre es el alma de la fiesta. Hace a veces de mozo, otras de animador, últimamente incursiona en el karaoke – y le va bárbaro – hace de todo para atraer clientes al restaurante. Como sabrás, la situación económica en Argentina está difícil y el que tiene la suerte de tener un empleo, lo cuida como oro.

Martín me contó que frecuenta un grupo budista e intenta practicar sus principios siempre que puede. Por eso me llamó mucho la atención, cuando el otro día pasé por el local y lo escuché furioso al teléfono. Claro, le pasa a todos, pensé. Pero seguí caminando y me causó gracia la situación.

Hoy Martín se alejó del restaurante y vino a sentarse en el pasto a verme jugar con Indio. Entendí que estaba esperando una pregunta, no se veía bien. Lo sentí triste, apagado, nada que ver con el Martin de todos los días.

– Es por trabajo? – pregunté.

No, te acordás el otro día que me viste discutiendo por teléfono con alguien? Bueno, es por ella.

Era desamor. Lo primero que se me ocurrió es que en otra oportunidad me había comentado que tenía una nueva pareja, así que le pregunté. Me comentó que es verdad que está en pareja, que tienen una linda relación pero que no está enamorado.

Martín piensa que la solución es no sentir para no sufrir

Martín comenzó a ventilar su historia. Me contó que el está orgulloso de ser una buena persona, pero que sus últimas tres relaciones terminaron en el desamor. Sus parejas le decían que era muy buen tipo, pero que no querían continuar. Se sintió usado por alguna, defraudado por otra, pero en todas las ocasiones triste, como roto por dentro.

Me comentó que siempre estuvo muy enamorado de todas ellas y que tal vez por eso no le fue bien. Pensó en iniciar una relación más “tranquila” y “balanceada” con alguien a quien el considera una buena persona y pasan lindos momentos. Me dijo que la quiere, pero no le genera esas “mariposas en la panza”.

Sobre su ex, me comentó mil cosas, entre otras cosas, que no puede soltar y está triste por eso, porque no se puede olvidar. Me dijo que al terminar, ella lo fulminó: – bueno, a mi también me lastimaron.

Él es muy feliz siendo como es: expresó que no le gustaría cambiar lo bueno que tiene y solo espera que pase el tiempo y ese sentimiento feo, de desamor, se vaya. Otra frase que mencionó fue sobre aprender a perdonar y el significado de la palabra.

Y agachó la cabeza.

Mi opinión

A veces peco por honesta, así que le pregunté si realmente quería escuchar mi opinión al respecto. Personalmente creo que todas las crisis generan nuevas oportunidades de crecer y mejorar aquello que nos juega en contra.

Así que le comenté a Martin que esto nos pasó a todos en algún momento de nuestra vida. Sin intención de menospreciar su dolor, sino ofreciendo mi empatía. Que no se sintiera un loco por no poder olvidar. O acaso no es popular la frase: todo tiempo pasado fue mejor?

Continuamos conversando con Martín y entre el va y viene surgió un lindo debate sobre cómo superar el desamor y qué consejos pondríamos en práctica nosotros mismos frente a esa situación.

1.- Piensa y analiza la relación

Con esto no quiero decir que te quedes como un hamster corriendo en la rueda, volviendo una y otra vez sobre el mismo tema. Intenta visualizar el recorrido por las diferentes etapas de la relación, hasta el final. Piensa sobre cuándo comenzó a sentirse extraño y qué hechos generaron ese sentimiento. Es la primera vez que sucede o ya te sucedió en una relación anterior?

Pensar la relación para poder entender lo sucedido nos ayuda a afrontar el desamor y visualizar lo que podemos y queremos cambiar para no repetir el mismo error en el futuro. Entender no significa justificar.

2.- Mejora lo que te lastima

Al pensar constructivamente sobre lo que pasó, vamos a poder identificar las cosas que hicimos – o dejamos de hacer, que finalmente terminaron coartando nuestra felicidad. El objetivo de esto no es auto castigarse, al contrario. Nuestra mirada tiene que ser con cariño por los buenos momentos pasados, al mismo tiempo que indaga sobre las cosas que podremos hacer mejor la próxima vez.

Sin ánimo de profundizar en psicología, es sabido que la repetición de los mismos errores en nuevas relaciones es una forma de boicotearnos a nosotros mismos. Podrás encontrar mucho material al respecto.

Tampoco dejarás de ser vos mismo por intentar cambiar aspectos de tu personalidad que no te hacen bien. Este miedo es irracional y puedes vencerlo al entender cuál es el objetivo de tus cambios. Que sean por y para tí. No para los demás.

Por ejemplo, un argumento de Martín para evitar el cambio es que él es una buena persona. Intenté explicarle que, por ejemplo el colocar límites no significa que deje de ser bueno, sino que muestra amor propio, respeto a sí mismo y fuerza interior. Al colocar límites no sólo en las relaciones con otras personas, sino también con vos mismo, estás trabajando en tu balance y bienestar.

Si la persona no te respeta, eso no es amor, y hay entenderlo tal cual.

3.- No justifiques. Llama a las cosas por su nombre

Muchas veces al mirar en retrospectiva aplicamos un filtro de ingenuidad, intentando colorear la historia con otros tintes. Esta actitud es natural: la verdad duele, pero debemos intentar contenerla. Comenzar a ser honestos con todos, pero sobre todo con nosotros mismos, llamando a las cosas por su nombre, sin intentar justificar o tergiversar los hechos. No es lo mismo entender que justificar.

La justificación remite al hecho de que un determinado proceder es considerado justo. Cómo podríamos mejorar una situación que estamos justificando constantemente?

Por ejemplo, Martín me contó que él toleró algunas faltas de respeto y abusos por parte de su ex, y lo hizo porque el es una buena persona. Le comenté que en mi opinión una cosa no tiene que ver con la otra. Uno puede aprender a poner límites con mucho respeto, y eso no lo transforma en una mala persona. El no puso los límites por miedo a perder a su ex. Ella lo terminó dejando.

Sinceramente creo que Martín está evadiendo un paso importante para sentirse mejor. Ese paso implica ser honesto con uno mismo y buscar el balance. Buscar una relación con menos carga emocional no es la solución al problema. Hay que quererse, entenderse y saber nuestros límites para poder comunicarlos al otro con cariño y evaluar si ambos estamos buscando lo mismo.

4.- Amor propio como fuente de tu felicidad

Sinceramente creo que la base de toda relación saludable es el amor propio. Si uno está bien consigo mismo, balanceado y feliz, las chances de que la relación funcione son mucho mayores. Amor propio bien entendido, significa saber lo que uno quiere, valorarse como ser humano, aprender a vivir solo y ser feliz igual. Poder ser independiente sin llevarlo al extremo – y aislarse. Poder decidir desde la plenitud y no desde la necesidad. Compartir y no solo esperar recibir. Caso contrario, estaríamos hablando de dependencia o carencia y no de amor.

La falta de amor propio es muy visible para los otros. Cuando no sentimos amor propio, nuestra expectativa es que alguien venga a darnos ese amor que no nos damos a nosotros mismos. Porque nos sentimos vulnerables, carentes y cualquier situación puede llevarnos del cielo al infierno en un segundo. Te pusiste a pensar cuántas discusiones, desplantes de celos, sentimientos de desconfianza infundada y otras situaciones negativas se generan por la falta de amor propio? Muchas.

Las personas que realmente te quieran, van a percibir en qué estado de ánimo estás. El mensaje de una persona con amor propio es: estamos juntos para sumar en nuestras vidas y no porque tengo una carencia que busco suplir con tu presencia.

El único resultado posible de una relación que comienza desde la necesidad y no desde el amor, es una relación tóxica.

Cerrando el tema…

Todos pasamos por la situación de Martín y aunque ahora parezca que estoy disertando sobre este tema como si tuviera un doctorado en relaciones, la verdad es que yo también sufrí, cometí los mismos errores – y peores, pero me enfoqué en aprender de la experiencia. Siempre hay cosas para mejorar, pero el punto partida tiene que ser el respeto a uno mismo y a los demás. Cuando respetas, confías. Otro tipo de sentimientos afloran: sentimientos positivos y constructivos.

Cuando las relaciones surgen por la necesidad y la carencia, los sentimientos de inferioridad terminan destruyendo la relación misma. Qué ironía del destino, verdad?

Básicamente lo que quiero decir es que antes de buscar una relación con otra persona, intentes ser feliz con vos mismo. Que procures estar plena/o y aprendas a ser feliz estando sola/o (en tu propia compañía). Porque cuando descubrís la felicidad en vos mismo, las chances de brindarte tal cual sos frente al otro son mucho mayores. Porqué? Porque te gusta como sos y querés compartirlo con la otra persona. Esta actitud es muy clara para el otro, quien se sentirá mucho más atraído al poder conocerte como realmente sos.

Ya pasó algo así en tu vida? Estás de acuerdo con mi punto de vista sobre la importancia del amor propio en las relaciones de pareja? Conocés a alguien en una situación similar a la de Martín? Pudiste darle algún consejo? Te espero…

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí